xoves, 28 de xaneiro de 2016
luns, 25 de xaneiro de 2016
xoves, 21 de xaneiro de 2016
luns, 18 de xaneiro de 2016
UNA
MALDICIÓN DIVINA. LA HISTORIA DE UNA FAMILIA: LOS ATRIDAS
Los
mitos griegos se formaron en la "Edad Oscura", y se nos han
transmitido sobre todo, gracias a los poemas homéricos. Sus
protagonistas, en la mayoría de los casos, son hombres y mujeres de
un período definido del pasado, que tenían poderes mayores y eran
más interesantes que la gente de nuestra época, pero que no
eran dioses. Los mitos han servido para que los poetas nos
expresaran sus pensamientos más profundos; son, para los clásicos,
no dogmas de fe, sino instrumentos de creación. Algunos de ellos,
están estrechamente relacionados con un rito (Misterios de Eleusis,
Deméter), otros tienen una función política, algunos conservaban
hechos del pasado (nombres, acontecimientos, lugares históricos);
también definen muchas veces la posición que ocupaban los hombres
respecto a los dioses.
Uno
de estos mitos es la historia de toda una familia: los Atridas; desde
su antepasado Tántalo hasta Orestes. Es la historia de un pecado
contra los dioses, una contaminación que va más allá de los
límites de orden jurídico y moral y que reclama la venganza divina
sobre el culpable y se difunde en el espacio, involucrando a la
comunidad que lo acoge, y también en el tiempo a lo largo de varias
generaciones, como ocurre en este caso. Los principales protagonistas
de esta historia aparecen en la Ilíada: Agamenón y Menelao, los
caudillos griegos de la guerra contra Troya, y sus descendientes.
Orestes y Electra son dos de las figuras preferidas de los grandes
clásicos del teatro del s. V: Eurípides y Sófocles.
EL
CASTIGO DE TÁNTALO.-
Tántalo,
hijo de Zeus, es el primer antepasado conocido de los Atridas. Era
invitado muy a menudo por su padre a los banquetes de los dioses
hasta que un día, no contento con su suerte, decidió robar algunos
de estos manjares para compartirlos con sus amigos; además de esto,
cometió un crimen aún peor, para comprobar si era verdad que los
dioses lo conocían todo, les ofreció en una comida a su propio hijo
Pélope, guisado. Todos los dioses se dieron cuenta menos Deméter,
que probó un trozo del hombro del niño. Los dioses inmediatamente
resucitaron a Pélope, y le regalaron un nuevo hombro de marfil.
Tántalo
fue condenado a sufrir un castigo eterno: sumergido en un lago hasta
la altura del pecho jamás podía beber, puesto que cuando lo
intentaba, las aguas bajaban de nivel; tampoco podía alcanzar nunca
las manzanas de un árbol cuyas ramas se extendían sobre él: en el
momento en que alargaba la mano, las ramas se alejaban. Además una
piedra enorme sobresalía por encima del árbol amenazando siempre
con aplastar su cabeza.
PÉLOPE
Y LA CARRERA DE CARROS.-
Pélope,
después de ser resucitado, pasó un tiempo como copero de los
dioses, fue expulsado por robar néctar y ambrosía, como su padre, y
marchó a Pise, donde reinaba por entonces el rey Enómao. Este rey
tenía una hermosa hija: Hipodamía, y no quería que ésta
contrajese matrimonio. Así que desafió a los pretendientes de
Hipodamía en una carrera de carros por turno. El premio era
Hipodamía; pero si los pretendientes perdían, eran castigados con
la muerte. Y perdían siempre, porque Enómao hacía que su cochero
limara las ruedas de los carros para que se rompieran en la carrera.
Cuando
se presentó Pélope, la princesa se enamoró de él y sobornó al
cochero de su padre para que le cambiase los ejes de madera de su
carro por otros de cera. Durante la carrera, se rompió el carro del
rey y éste murió arrastrado por sus propios caballos. Pélope se
casó entonces con Hiopodamía, pero el cochero Mírtilo, quiso
cobrarse el favor en la persona de la princesa; Pélope le dio muerte
y Mírtilo, antes de morir, le maldijo a él y a toda su
descendencia. Pélope tuvo varios hijos, entre ellos Atreo y Tiestes,
los continuadores de la maldición familiar.
ATREO
Y TIESTES.-
Estos
dos hermanos, instigados por su madre, mataron a Crisipo, un
hermanastro suyo. Pélope, al enterarse, los maldijo y desterró.
Ambos se refugiaron en Micenas en la corte de Esténelo. Cuando murió
el rey, Atreo y Tiestes se enfrentaron por el trono. Atreo sacrificó
un carnero de su rebaño que tenía el vellón de oro, pero rellenó
y guardó orgulloso la piel del animal. Tiestes, celoso, convenció a
la mujer de Atreo, de que sería su amante si le entregaba el
vellocino de oro. Después del robo, propuso a Atreo que sería rey
aquél que poseyera un vellón de oro. Atreo aceptó, sin sospechar
nada, y perdió sus derechos. Una última prueba tuvo que ver con la
marcha del sol: si el astro se pusiera por el este, sería Atreo el
soberano. Zeus cambió el curso solar, favoreciendo así a Atreo.
Atreo
fue coronado y Tiestes desterrado; después de cierto tiempo, Atreo
descubrió la infidelidad de su esposa con Tiestes, arrojó a su
esposa al mar y, fingiendo perdonar a su hermano Tiestes, lo invitó
a un banquete. Allí, como ya había ocurrido con su abuelo Tántalo,
fueron despedazados y guisados los propios hijos de Tiestes. Al final
de la comida, Tiestes descubrió con horror las cabezas de sus hijos.
Vomitando, maldijo para siempre a los descendientes de Atreo.
LOS
HIJOS DE ATREO: AGAMENÓN Y MENELAO.-
Asesinado
Atreo, sus dos hijos huyeron a Esparta. Allí conocieron a sus
mujeres, las causantes de las desgracias posteriores. Menelao desposó
a Helena, que escapó más adelante con el príncipe troyano Paris.
La alianza de jefes guerreros griegos para rescatarla dio origen a la
guerra de Troya que cuenta la Ilíada.
Agamenón,
por su parte, se casó con una hermana de Helena: Clitemnestra, de la
que tuvo un hijo varón: Orestes y varias hembras: Electra, Ifigenia,
Crisotemis... Agamenón tuvo que abandonar a su esposa, durante los
diez años que duró la guerra de Troya. La expedición no podía
llevarse a cabo porque una calma total impedía la navegación; el
único remedio, según los adivinos, era que Agamenón sacrificase a
su hija Ifigenia; este sacrificio le grangeó el odio eterno de
Clitemnestra.
A
la vuelta de la guerra, le esperaba un destino funesto: su mujer le
aguardaba con un amante: Egisto. Irritada por el sacrificio de su
hija, por la concubina que su esposo traía de Troya, Casandra, y por
la muerte de su primer esposo, asesinado por Agamenón, lo recibió
fingiendo alegría, y una vez dentro del palacio, lo asesinó en el
baño.
LA
VENGANZA DE ORESTES.-
Tras
la muerte de Agamenón, Electra envió a su hermano Orestes fuera de
la ciudad, temiendo que el amante de su madre quisiera acabar también
con la vida de un posible heredero.
Electra
vivía en una pobreza deshonrosa, deseando siempre que regresara
Orestes. Cuando el niño fue mayor, visitó el oráculo de Delfos.
Allí se le informó de que era necesario que vengase a su padre
Agamenón. Se encaminó a su patria y ofrendó un mechón de su
cabello en la tumba de su padre. Electra encontró el mechón y,
llena de alegría, supuso que su hermano se encontraba allí. Se
reconocieron y juntos planearon la venganza.
Clitemnestra
estaba inquieta; había soñado que daba a luz una serpiente y
sospechaba algo malo. En efecto, su propio hijo, Orestes, sin hacer
caso de su súplicas, la mató y también a su amante Egisto. Orestes
se había vengado, pero también había cometido el horrible crimen
del matricidio. Las Erinias, espíritus vengadores, con cabellos de
serpientes, cabezas de perro y alas de murciélago, lo pesiguieron
por toda Grecia hasta hacerle enloquecer.
EL
JUICIO DE ORESTES.-
Sólo
un dios o un tribunal humano, con la suficiente categoría, podría
deshacer esta maldición. De hecho, según la tradición, este mito
del juicio de Orestes sirve para dar validez a la nueva institución
del tribunal del Areópago.
Orestes
fue acusado en Atenas. Apolo lo defendió, alegando que la madre es
sólo un accidente biológico y que es mucho más importante un
vículo paterno. Orestes se salvó por el voto de Atenea, a su favor,
puesto que todos los demás votos se dividieron en partes iguales.
Es
así como, por fin, termina la larga maldición de la familia de los
Atridas.
A
cada episodio podríamos darle una significación histórica,
etiológica o filosófica.
Subscribirse a:
Publicacións (Atom)