Roma fue fundada, según la tradición, por dos hermanos gemelos,
Rómulo y Remo, que, acompañados de bandidos y vagabundos expulsados de
sus propias ciudades, decidieron fundar un nuevo asentamiento junto al
Tíber. Sin embargo, los dos hermanos no se ponían de acuerdo acerca del
lugar en que levantarían su ciudad. Remo prefería el promontorio del Aventino, mientras que Rómulo se inclinaba por la colina del Palatino.
Así las cosas, decidieron dejar su disputa al arbitrio de los dioses y
-apostados cada uno en su colina-, se quedaron esperando una señal de lo
alto.
La mañana del 21 de abril del año 753 a.C., Remo
contemplaba el limpio cielo primaveral desde la cima del Aventino cuando
divisó seis enormes buitres sobre su colina. Lleno de euforia, echó a
correr hacia Rómulo, para anunciarle su victoria. Sin embargo, en ese
mismo instante, una bandada de doce pájaros sobrevolaba el Palatino.
Seguro de su victoria, y sin esperar la llegada de su hermano, Rómulo
cogió un arado y comenzó a cavar el pomerium, el foso circular que fijaría el límite sagrado de la nueva ciudad, prometiendo dar muerte a quien osara atravesarlo.
Pero Remo, enojado por su derrota, lo cruzó desafiante de un salto. Obligado por el juramento que acababa de pronunciar, Rómulo dio muerte a su hermano, que fue el primero en pagar con su vida la violación de la frontera sagrada de Roma.
Esta leyenda encerraba para los romanos una halagüeña promesa: su ciudad sería perfecta y jamás tendría fin, como el foso que rodeaba el Palatino. Pero contenía también una oscura amenaza:
la sombra del fratricidio sobre la que estaba fundada planearía como
una maldición sobre Roma, en cuya historia abundaron los asesinatos y
las Guerras Civiles.
http://youtu.be/te57eTi1mS4
http://youtu.be/sNJGZ3SnkS8